Cada 5 años desde la creación del Plan de Acción Internacional de Madrid sobre el Envejecimiento, en 2002, se hace una revisión a nivel regional de los avances y logros en el cumplimiento de dicho instrumento por parte de los Estados.
Este año tendrá lugar la Quinta Conferencia Intergubernamental sobre Envejecimiento y Derechos de las Personas Mayores, en la que se revisarán los compromisos asumidos en la Cuarta Conferencia realizada en el 2017, contenidos en la Declaración de Asunción, y se espera que también se le de seguimiento a los aportes y recomendaciones que hizo la sociedad civil y las personas mayores, reflejados en la Declaración de Ypacaraí, bajo el lema “Aquí y ahora”.
Conscientes de que el rol de la sociedad civil es cada vez más activo y protagonista en dichos espacios y que su involucramiento y participación en el proceso de realización de los informes país es fundamental para que estos sean un consenso y reflejen diferentes perspectivas y voces, que además complementen la mirada gubernamental sobre los desafíos, cambios y avances, nos acercamos a la Red CORV para hablar un poco al respecto.
La Red CORV, el MIPAA y la participación civil
La Coordinación Regional de Organismos de la Sociedad Civil de América Latina y el Caribe (Red CORV), es una red de organizaciones de distinta naturaleza, abocada a impulsar la promoción y defensa a los derechos humanos de las personas mayores de la región. Han tenido una presencia constante desde la Primera Asamblea Mundial de Envejecimiento en 1982, y han participado enérgicamente en los espacios relacionados a la creación y revisión del Plan Internacional de Madrid (MIPAA), hasta la actualidad.
De hecho, actualmente la red está liderando una nueva reunión de la sociedad civil, después de organizar encuentros similares en los años 2003 (Santiago, Chile), 2007 (Brasilia, Brasil), 2012 (Tres Ríos, Costa Rica) y 2017 (Ypacarai, Paraguay), para actualizar de manera participativa el diagnóstico de la realidad actual de las personas mayores en la región.
De cara a este nuevo encuentro, que responde a la Quinta Conferencia Conferencia Intergubernamental sobre Envejecimiento y Derechos de las Personas Mayores y a la Cuarta Revisión del MIPAA, realizamos la siguiente entrevista a miembros de la Secretaría Ejecutiva de la Red CORV, Lucio Diaz y Alejandro Reyes de la ONG Desarrollo Centro de Capacitación CEC, Chile; Fabian Trejos, gerente de AGECO; Jorge Plano, de la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos en Argentina, y Jorge Muñoz, miembro de la red CORV.
¿Cuál ha sido la importancia del MIPAA para América Latina y el Caribe?
FT: No cabe duda de que el plan es una propuesta del más alto nivel. Se trata de una serie de recomendaciones de políticas, estrategias, que están pensadas para alcanzar unos mejores niveles de bienestar para las personas mayores. Se incluyen los derechos humanos y todas las estrategias responden a esto.
Uno puede encontrar, realmente, una propuesta muy amplia de acciones y de recomendaciones para los gobiernos que deseen trabajar, con una visión a mediano y largo plazo, estrategias para enfrentar el envejecimiento.
Sin embargo, de ahí a lo que se vive en realidad en nuestro continente hay una brecha enorme.
Referente a esa brecha, ¿qué es lo que falta en el continente?
FT: ¿Qué es lo que falta? Para mí el plan, como insisto, es muy completo, muy amplio, y muy retador para las diferentes sociedades, países y gobiernos. Sin embargo, los gobiernos no han asumido el tema del envejecimiento como un desafío general, un desafío que es relevante. No le han dado prioridad y siguen actuando en función de medidas paliativas y sobre todo asistenciales. Reaccionan a situaciones particulares, proponen algunos planes, algunas acciones, para tratar de responder a situaciones particulares que tienen las personas mayores.
No logran una acción intersectorial, sus políticas son muy focalizadas, muy aisladas.
LD: Yo tengo la impresión de que la Asamblea Mundial del 2002 vuelve a tocar un tema que se venía ya conversando desde 20 años atrás. Y como es un documento fundamentalmente de carácter declarativo, en la cual los gobiernos y los Estados de la región no asumen ninguna responsabilidad, normalmente las acciones que ejecutan se las endosan al plan, y las presentan diciendo que en cumplimiento al plan han hecho esto, pero en realidad no es tan cierto.
Es por eso que cuando hemos visto las evaluaciones quinquenales, que se han venido haciendo desde el 2002 hacia adelante, vemos que los gobiernos presentan informes, y todos los países de la región que nos ha tocado digamos participar en los eventos regionales, vemos que hay una presentación de sumatoria de acciones, de acciones que no tienen relación en general, como decía Fabián, entre un Ministerio y otro en cada uno de los países, sino que es una sumatoria de acciones. No hay política detrás de eso.
De bueno ha traído que el tema tiene un poco más de relevancia, se ha puesto un poco más arriba de la mesa a pesar de lo declarativo y a pesar de que se haga en base a los esfuerzos que cada país pueda hacer; por lo tanto, todo es relativo, no hay grados de obligatoriedad. Si uno lo pone en el marco de cómo se viene desarrollando nuestros países, donde impera un modelo neoliberal que excluye el desarrollo de la persona por sobre lo que el ingreso de la economía de nuestros países, el tema de los derechos humanos, y más aún los viejos, es absolutamente marginal.
¿Cómo ha sido la participación de la sociedad civil en las revisiones anteriores del MIPAA?
LD: Hemos participado a nivel de país y a nivel regional. Por un lado, cada país ha tenido sus propios eventos como sociedad civil y, por otro lado, hemos participado en las evaluaciones del Madrid +5, del +10, del +15 y también participaremos en el Madrid +20, en la evaluación que será a fines de este año, con la gran diferencia de que en esta oportunidad que participaremos fundamentalmente a partir de una relación más interna entre los países, desde las organizaciones de las personas mayores, con sus líderes y lideresas nacionales.
Nos hemos replanteado la organización a partir fundamentalmente del proceso nacionales nacidos muy desde la base muy desde la organización de personas mayores.
Perfecto, ¿no sé si hay alguien que quiera agregar algo más?
JM: Referente a las 2 preguntas juntas. Si para algo ha servido el Plan Internacional de Madrid del 2002, es para que las personas mayores, por lo menos algunas y algunas organizaciones, nos demos cuenta en las evaluaciones de lo lejos que está la realidad que vivimos, cotidianamente en cada uno de nuestros países.
Más que avances, si nos ponemos a hilar finito, hay retrocesos enormes para esta cuarta evaluación, porque antes tuvimos la pandemia en el medio, y esta develó muchas problemáticas e injusticias.
Además, la participación de la sociedad civil ha sido decorativa, y si miramos a la participación de las organizaciones de la sociedad civil estrictamente de personas mayores, es inexistente.
Nosotros hemos intentado a través de la Red CORV, tanto en Brasilia, como en Costa Rica, como en Paraguay, en las evaluaciones quinquenales anteriores y con gran esfuerzo, reunirnos unos días antes de la reunión de los gobiernos, pero salvo en Costa Rica, donde nos escucharon, no hemos sido bien recibidos y ni tenidos en cuenta.
Referente a este espacio que recibieron en Costa Rica y que no están recibiendo, ¿cómo esperan que sea diferente en esta nueva revisión que se va a hacer? ¿esperan que se les dé un espacio?
JM: Estamos esperando la propuesta… Hemos estado dialogando con la CEPAL y ya le hemos manifestado que el problema que tenemos con la participación es que ha sido siempre decorativa. La verdad es que, dadas estas condiciones, preferimos desprendemos y hacer nuestra propia agenda. Nosotros siempre fuimos al lugar, al país donde se reunían los gobiernos, 3 – 4 días antes, para hacer al menos 3 jornadas para hacer nuestra propia evaluación, pero la hicimos y los gobiernos nos prestaron oídos sordos.
La CEPAL ha reconocido que no se ha manejado bien el tema de la sociedad civil, y menos con nuestras organizaciones, así que han dicho que lo van a contemplar y que están trabajando intensamente en eso para que en la próxima reunión esto sea diferente.
Hasta ahora no hemos recibido ninguna propuesta, estamos a la espera de ello. Así que, de parte nuestra, una transparencia y apertura total, una disposición al diálogo. Creemos que el diálogo Gobierno – organizaciones de personas mayores, es fundamental para el fortalecimiento de nuestras democracias, es la única herramienta que tenemos.
¿Les parece que el MIPAA es un instrumento vigente para velar por los derechos de las personas mayores? ¿Sí o no? ¿Por qué? ¿Qué le agregarían o qué ajustes consideran que necesita?
JP: Yo creo que el Plan Internacional de Madrid, para la región latinoamericana, ha quedado superado con la Convención Interamericana en la medida que el plan era algo puramente declarativo y la convención es un instrumento que obliga a los gobiernos. Como instrumento ha sido superado, sin embargo, quiero poner dos paréntesis a esta situación.
Por un lado, esto es solo válido para Latinoamérica, la Cepal, como organismo de Naciones Unidas, mira el Plan Internacional porque es lo único o lo último, digamos, que tiene consenso a nivel mundial. Todavía está la deuda de la Convención de Naciones Unidas. Por otro lado, la Convención Interamericana, si bien es un instrumento que supera todo lo existente hasta el momento, ha sido ratificada por muy pocos países.
Entonces, la necesidad de incentivar la ratificación de la convención por parte de los países que todavía no lo han hecho, me parece que es un hecho central.
¿Qué esperan como resultado de este nuevo encuentro del espacio de diálogo y compromisos que están liderando?
LD: Todos tenemos, por un lado, más inclinación a la percepción de producto, de proceso, de resultados. Fíjate que yo en tengo la impresión de que este proceso en pandemia no sólo por un tema de definiciones sino por el efecto de la pandemia, va a ser más rico en términos de discusión, de análisis y de propuesta, que todos los procesos que hemos hecho antes. Lo digo porque, por ejemplo, Brasil hizo un encuentro con su gente, con los foros que tienen en 8 o 9 regiones. Tres islas del Caribe ya hicieron sus encuentros, Chile lo hizo durante este mes con 150 personas participando, también se hizo el de Ecuador con 100 personas participando, activos, y con 150 en una sala de espera que no pudieron ingresar porque tenían capacidad solo para 100.
Creo que esta posibilidad de manejar la virtualidad nos va a dar la riqueza de una mayor participación, de una mayor interacción, entiendo que la presencialidad te da otras cosas, pero quiero rescatar algo bueno. Yo tengo la sana y firme convicción de que vamos a llegar con un documento bastante consensuado al final del proceso.
Nos interesa llegar a la CEPAL para presentar nuestros documentos, claro. Sin embargo, los productos que están planteados como proceso, por un lado, ya son de una altísima riqueza participativa y propositiva y, por otro lado, los productos físicos que queden, esos tres productos físicos, son también instrumentos orientadores para nosotros mismos, para tener una mejor coordinación al interior de nuestros propios países, como acercar los espacios entre los países de la región.
JM: A mí me parece que lo central es que nos va a quedar una hoja de ruta propia, nos va a quedar una agenda propia que va a apuntar al fortalecimiento de nuestras propias organizaciones y la articulación entre ella.
Lo que hemos descubierto en el marco de la pandemia es que la pandemia nos agarró desarticulados a nivel interno en cada país y desarticulados a nivel regional. Eso orientó, esa constatación que hicimos en pandemia a partir de una encuesta que hicieron en todos los países donde pudimos, apuntar nuestro encuentro en el sentido en que lo estamos haciendo y porque todo lo que dejemos de hacer nosotros por nosotros mismos nadie lo va a hacer. Entonces a asumirnos como sujetos.
Creo que la agenda propia, la hoja de ruta propia, es lo más lindo que nos va a quedar, además de la vivencia del proceso que hicimos.
FT: Algo que también va a quedar de este proceso y que no ha ocurrido del todo en procesos anteriores, es que esta vez lo que se va a compartir es realmente la voz de las personas mayores. En otros momentos, nosotros mismos, quizás todavía no es momento, pero, incorporamos expertos. Expertos de la Academia, de organismos internacionales, que venían a hablarle a los viejos y en este evento son las personas mayores las que están desarrollando, los que están planteando, los que están proponiendo, las que llevan sus inquietudes y eso es de lo más relevante… Realmente un evento donde son las personas mayores las que se están expresando y esto ya va a quedar sembrado hacia adelante. Podrán o podemos tener invitados especiales en algún otro momento, y es muy valioso el aporte de la Academia y de los consultores internacionales, pero lo que va a prevalecer es directamente el pensamiento y el sentir de las personas mayores.
Hay dos preguntas más que quiero hacerles, la primera es ¿qué cosas se deben solicitar de manera urgente a los gobiernos? Y la segunda es si ¿hay algún mensaje que le quieran dar a la Cepal/Celade para que tenga en cuenta?
FT: Quiero hablar sobre los gobiernos porque lo estoy viviendo aquí en mi país. Yo creo que las autoridades del Gobierno deben tener la apertura y, aunque les incomode, para escuchar a la sociedad civil y a las personas adultas mayores. No pueden caminar estos procesos a dedo.
Es necesaria esa apertura, esos canales para poder dialogar y que sea un dialogo franco, transparente, donde realmente podamos incidir y que no sea sólo escuchar y cerrar la cortina, sino que realmente se incorporen los planteamientos.
Lo otro es que ya es momento que el tema de envejecimiento de veras esté entre los ejes prioritarios de la política pública con una visión integradora. Con eso me refiero a la transversalización del envejecimiento, y estamos lejos de eso pues siguen actuando con medidas totalmente aisladas, separadas.
LD: Creo que el mensaje se lo dimos hace muchos meses [a la Cepal/Celade] atrás cuando, en un acto de rebeldía, no participamos en sus reuniones porque nos pareció que no querían que estableciéramos relaciones entre adultos, entre organismos y que la sociedad civil merecía más respeto.
No somos los voceros ni los depositarios de la vida y la realidad de los compromisos de la sociedad civil, somos un fragmento que está dentro pero sí también como fragmento tenemos que ser capaces de levantar nuestra propia voz. Así como decimos que los viejos tienen que levantar su voz, la sociedad civil tiene que también levantar su propio. Ya se lo dijimos, lo conversamos, yo creo que no les cayó bien inicialmente pero finalmente comprendieron que era esa situación y, si bien es cierto no tenemos acuerdo para llegar a una reunión regional de Madrid +20, estamos tranquilos de que estamos haciendo un proceso que tiene mucho valor, que tiene una riqueza inconmensurable y que eso es el gran capital que tenemos nosotros como Red Corv, como profesionales, como instituciones, como persona, como personas mayores.
Yo creo que el mejor mensaje es que hay que saber escuchar y tienen que saber comprender cómo se ha desarrollado el proceso.